Un instante.
Ese instante en el que la cuenta atrás del reloj de una bomba deja de mostrar 00:01 en la pantalla y mantiene el 00:00 durante un periodo sostenido en el tiempo.
Un momento a su vez dividido: el antes y el después. Miles de trozos de cristal desprendiéndose de su unidad previa para acabar en otros puntos. Todo es envuelto por una onda expansiva aparentemente simultánea, pero con matices de décimas, centésimas, milésimas o millonésimas de segundo.
Y cada uno de estos momentos también son instantes en los que el movimiento aparentemente no existe, como en la Paradoja de la frecha de Zenón (que nunca llegará a la diana), al dividir progresivamente tiempo y trayectoria en mitades hasta el infinito.
Pero la dinamita explotó, y las obras que se muestran en la galería fueron afectadas de algún modo por la violencia del azar. Todas excepto la propia bomba, que permanece detenida en un lapso indeterminado entre esos ceros y la explosión.
00:00 es mi segunda exposición individual y, así como en la primera (Gravidade, Espazo Cubo. 2019) tenía como temas principales el espacio y la construcción, esta vez sitúo la muestra en un eje comprendido entre el tiempo y la destrucción, divideindo la sala Apo’strophe en dos momentos que conviven en un mismo lugar.